La contaminación de las aguas subterráneas, si bien es poco frecuente en comparación con las aguas superficiales, es una posibilidad real.

Lógicamente, las aguas subterráneas contaminadas pueden acarrear diversos problemas para la salud de las personas y los animales que las consumen, así como afectar los árboles, vegetales, plantas, frutas y hortalizas de los predios agrícolas que hayan sido regados con ellas.

A grandes rasgos, existen dos formas de contaminación de las aguas subterráneas. La primera, y más importante, es fruto de la acción directa del ser humano. Fosas sépticas cercanas y la filtración de líquidos percolados y químicos como aceites quemados, nafta y pesticidas, son algunas formas en las que el ser humano se las ha arreglado para contaminar los acuíferos y aguas subterráneas.

La segunda forma de contaminación de aguas subterráneas es de orden natural: a través de la erosión de los terrenos y la presencia excesiva de sales disueltas en el agua.

Autolimpieza de las aguas subterráneas

Generalmente, las aguas subterráneas tienen la capacidad de autodescontaminarse, siempre y cuando la fuente de contaminación haya cesado: el primer paso es identificar de dónde proviene la contaminación y parar inmediatamente la nociva acción de la fuente.

Así, si el acuífero cumple con las condiciones adecuadas, el agua puede volverse nuevamente pura. Esto se produce gracias a la capacidad que tiene el sedimento del acuífero para filtrar el agua. También se puede producir la descontaminación gracias a la oxidación natural del agua o por la acción de benévolos microorganismos.

Descontaminación artificial de aguas subterráneas

Como dijimos anteriormente, no todos los acuíferos cumplen con las condiciones para descontaminar sus aguas de forma natural. Otro factor que también puede influir en que el proceso no se dé de forma natural, es el tipo de contaminante y la cantidad en la que se encuentre presente en las aguas subterráneas.

Teniendo en cuenta estas condiciones desfavorables, cuando el agua subterránea está contaminada, una alternativa es extraer la mayor cantidad de líquido desde el acuífero hasta dejarlo prácticamente seco. Así, el acuífero se rellenará de forma natural con agua limpia, siempre y cuando la fuente de contaminación haya cesado. 

El segundo camino es extraer toda el agua del acuífero para tratarla en la superficie. Una vez descontaminada, el agua se vuelve a inyectar a las profundidades. Esta forma de descontaminación es bastante eficaz, pero su alto costo y el tiempo que requiere son dos factores que hay que considerar.