Las aguas subterráneas son, en su mayoría, aptas para el consumo humano. Sin embargo, y al igual que las aguas superficiales, éstas pueden sufrir los nocivos efectos de la contaminación.
Hay que precisar que la acción humana no siempre tiene la culpa de la existencia de agua subterránea contaminada: la erosión o un exceso de sales disueltas son mecanismos naturales de contaminación.
Por el lado del ser humano, la filtración de aguas fecales parece llevar la delantera gracias al creciente número de fosas sépticas, sistemas de alcantarillado rotos o que no cumplen con las condiciones básicas y desechos de las granjas. La gasolina, los aceites industriales quemados, los pesticidas, los fertilizantes agrícolas, los desechos de la minería y los materiales percolados de los vertederos son también algunos de los principales agentes responsables de la contaminación de los acuíferos.
La naturaleza es sabia y los acuíferos son un ejemplo de ello. Las aguas subterráneas pueden eliminar la contaminación que han sufrido a través de mecanismos naturales: los elementos contaminantes son filtrados por el sedimento del acuífero, destruidos por oxidación o simplemente asimilados por otros microorganismos.
Eso sí, no todos los acuíferos cuentan con la suerte de la “autodescontaminación”. Para que ésta se produzca, el cuerpo de agua subterránea debe contar con ciertas características. Por ejemplo, si el agua del acuífero corre demasiado rápido y ésta no alcanza a estar en contacto el tiempo suficiente con el material purificante, la descontaminación no se producirá.
Por el contrario, si el agua viaja a una velocidad moderada y el sedimento es arena permeable, la purificación puede producirse después de avanzar sólo unas decenas de metros.
Lo primero es identificar y eliminar el origen de la contaminación del acuífero. A continuación, el paso lógico es suspender el suministro de agua desde el acuífero para dejar que los agentes contaminantes se limpien de manera paulatina y natural (si es que el acuífero cumple con las características necesarias), siendo ésta una solución de bajo costo y simple. Eso sí, el acuífero debe permanecer sin ser utilizado por largos años.
El proceso de descontaminación natural de un acuífero puede acelerarse bombeando el agua contaminada para ser simplemente eliminada y dejar que el cuerpo de agua se rellene naturalmente.
Otra alternativa es tratar el agua contaminada en el superficie para después volver a inyectarla al acuífero. Sin embargo, esta alternativa tiene un alto costo y toma harto tiempo.
Nuevamente, la solución más eficaz al problema de la contaminación de las aguas subterráneas es simplemente la prevención.