Los pozos para obtención de agua del subsuelo son una de las formas de captación más antiguas. También llamadas norias, en la actualidad siguen siendo una tecnología de explotación de agua subterránea tan más relevante como los pozos profundos, a pesar de que pudiese creerse lo contrario. Un ejemplo de ello es que en Chile se registran más norias que pozos profundos, algunas de las cuales con rendimientos equiparables al de los pozos profundos mejor evaluados.
En principio, el acceso al agua subterránea estaría garantizado con una perforación en el suelo suficiente para alcanzar el nivel freático, en el cual el agua permanece en estado estacionario y no traspasa hacia capas más profundas. Parece fácil, pero es necesario atender ciertas consideraciones.
En el presente artículo revisaremos brevemente los pasos para construir un pozo profundo.
Evidentemente, lo primero es dar con una fuente de agua subterránea. Sin embargo, es igualmente necesario asegurarnos de que el suelo en que excavaremos posea ciertas características en términos de porosidad, impermeabilidad, resistencia y composición. Para cumplir las dos tareas, en la actualidad existe un amplio abanico de posibilidades técnicas, desde modernos escáneres por medio de electrodos hasta los zahoríes.
Localizada la fuente de agua, se inicia la excavación, cuya técnica dependerá directamente de las características propias del suelo, la profundidad necesaria y los recursos disponibles. Entre ellas, tenemos la excavación manual, mecánica y con tecnología EMAS.
Habiendo logrado una profundidad suficiente de excavación para llegar al nivel de agua subterránea, es necesario revestir el interior del pozo para evitar colapsos. Dependiendo del diámetro y profundidad, pueden utilizarse diversos materiales, como por ejemplo: PVC, cilindros de mortero armado, ladrillo, madera, etc.
Dependiendo de la profundidad del pozo, será necesario la instalación de una bomba manual o automática (de accionamiento manual o eléctricas) que permita la extracción desde el fondo.
Es fundamental mantener óptimas condiciones de higiene en torno al pozo, para lo cual es sumamente recomendable una plataforma, usualmente de hormigón, para evitar barriales, dirigiendo el agua hasta un drenaje lejos de la base.
Igualmente importante es asegurar la limpieza periódica de todas las piezas, supervisando la calidad del agua constantemente.