Aunque los pozos de agua subterránea son estructuras comunes en la actualidad -especialmente en zonas en las que no existen ductos que permitan disponer con mayor facilidad de este recurso-, muy pocas personas conocen sus orígenes. Es por ello que, a continuación, revisaremos un poco la historia de estas construcciones que, desde tiempos impensados, han dotado a la humanidad de un elemento indispensable para la supervivencia.
Cuando se habla de pozos de agua subterránea, probablemente la primera imagen que se viene a la mente es la de un campo con una estructura cónica de piedra, con un balde de madera atado a una cuerda. Sin embargo, para llegar a esto la humanidad tuvo que aprender durante miles de años.
Se estima que las primeras estructuras de este tipo fueron construidos en el período Neolítico. Y tiene bastante sentido, pues es en esta etapa -que marca el fin de la Edad de Piedra- en la que la humanidad desarrolló y generalizó el pastoreo y la ganadería, además de originar los primeros asentamientos sedentarios. En este contexto, el hombre debía obtener una fuente de agua permanente tanto para su propio consumo como para dar de beber a los animales y regar los cultivos.
De ahí en adelante, la evolución de los pozos de agua subterránea fue constante, aunque no se tienen mayores registros de ello. Sin embargo, no es sino hasta la Roma del siglo I A.C. en que aparecen los primeros conocimientos documentados sobre construcción de este tipo de estructuras. El arquitecto Marco Vitruvio -quien trabajara para el emperador Julio César- escribió en su obra De Architectura que “para buscar agua, te tumbas en el suelo al amanecer, con la barbilla apoyada en la tierra para limitar la búsqueda a lo que puedas ver en tal posición. La encontrarás donde veas salir los vapores de la tierra”.
Este método, que fuera parcialmente perfeccionado en la posteridad, fue el utilizado para la exploración de aguas subterráneas hasta el siglo XIX. Luego, la llegada de la revolución industrial y la amplitud del conocimiento dio paso a nuevas metodologías. Aquí, uno de los nombres más importantes es Henry Darcy, científico e ingeniero civil de origen francés que estableció la ley fundamental que rige la filtración de agua a través de los suelos –conocida como Ley de Darcy-, gracias a la cual la búsqueda de aguas subterráneas experimentó grandes avances.
Luego, los avances científicos dieron paso a nuevos métodos, instrumentos de detección y construcción gracias a los cuales hoy la búsqueda de agua es sumamente precisa. De esta forma, en la actualidad existen empresas altamente capacitadas para el sondaje, perforación y construcción de pozos de agua subterránea, dotando a diferentes comunidades de un elemento indispensable tanto para la vida como para el desarrollo de diversas actividades cotidianas.
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