La infiltración es parte del ciclo hidrológico, es el proceso por el cual el agua que se encuentra en la superficie de la tierra procedente de las precipitaciones o de almacenes superficiales como deshielos, ríos o lagos, entra en el suelo iniciando un movimiento descendente hasta llegar al subsuelo donde se encuentran las aguas subterráneas.
El agua al alcanzar el subsuelo puede acumularse de varias formas y a distintas profundidades, incluso puede erosionar las rocas creando paisajes en el subsuelo.
Cabe destacar que no todas las aguas provenientes de las precipitaciones logra ser infiltrada, gran parte de la precipitación producida por la atmósfera no llega a la superficie del suelo ya que es evaporada antes, otra parte de esta agua es retenida por la cobertura vegetal, la que logra llegar al suelo depende de la condiciones de la superficie del suelo si puede ser absorbida o no.
Hay una serie de características que debe tener el suelo como su capacidad de infiltración para que el agua pueda introducirse, por ejemplo existen suelos permeables que dejan pasar el agua como las arenas y las piedras, y los suelos impermeables como las rocas volcánicas y metamórficas.
Cuando un suelo contiene demasiados elementos que lo compactan, pierde fuertemente su capacidad de infiltración o baja su nivel de infiltración, por la solidez del terreno y según el peso del compactante el agua tarda más en infiltrarse en este tipo de terrenos.
La infiltración es dirigida por la fuerza de la gravedad y la acción capilar. Los poros demasiado pequeños empujan el agua por la acción capilar además de contra la fuerza de la gravedad.
Se le llama tasa de infiltración a la medida de la tasa a la cual el suelo es capaz de absorber la irrigación o la precipitación, esta tasa es medida en pulgadas por horas o milímetros por hora. Esta tasa se ve afectada por características del suelo como la facilidad de entrada y la capacidad de almacenaje.
La vegetación crea suelos porosos, protegiendo al suelo del estancamiento de las precipitaciones, las que pueden cerrar los huecos naturales entre las partículas del suelo y logran soltarlo por la acción de las raíces. Esta es la razón por la cual las áreas arboladas tienen las tasas de infiltración de agua más altas que otros tipos de vegetación.