Como ya hemos hablado en otros artículos, las aguas subterráneas en su gran mayoría provienen de las precipitaciones, un porcentaje de ella es retenida por la humedad y el resto percola hacia abajo hasta alcanzar la zona de saturación. El agua situada en esta zona se denomina agua subterránea.

El límite superior de esta zona se le llama el nivel freático, en el caso de los acuíferos libres este nivel corresponde a la tabla del agua.

Un acuífero es la masa de rocas permeables que permiten la circulación y la acumulación de aguas subterráneas, gracias a los poros y grietas de las mismas. La porosidad y la estructura del suelo determina el tipo de acuífero y como circula el agua subterránea a través de ellos.

El agua subterránea puede almacenarse y circular en el conjunto del estrato geológico, las rocas almacén pueden ser de diversos materiales como gravas, areniscas porosas, antiguos sedimentos marinos, limos, arcilla. El agua subterránea circula y se almacena en fisuras o fallos de rocas compactas, rocas volcánicas y metamórficas.

En palabras simples, un acuífero es una o más capas subterráneas de roca u otros estratos geológicos, que cuentan con la porosidad y permeabilidad suficiente para permitir un flujo significativo de aguas subterráneas, y a la vez permiten la extracción de cantidades significativas de la misma.

Sobre el nivel freático se encuentra la franja capilar, en este lugar el agua subterránea es mantenida por la tensión superficial en diminutos conductos entre los granos del suelo y los sedimentos. Esta franja capilar más el cinturón de humedad del suelo conforman la zona de aireación. En la zona de aireación también podemos encontrar una cantidad considerable de agua, pero esta no puede ser bombeada debido a que está demasiado aferrada a las rocas y las partículas sólidas.

Existen dos factores importantes sobre la naturaleza de los materiales superficiales, que influyen en la velocidad del movimiento del agua y la cantidad que puede almacenarse:

Porosidad

Los suelos tienen innumerables huecos o aberturas, estas aberturas son similares a las de una esponja y se les denomina poros. La cantidad de agua subterránea que puede almacenarse depende de la porosidad del material, que se define como un porcentaje del volumen total de la roca o sedimento.

Las variaciones de porosidad pueden ser grandes, los sedimentos bastante porosos pueden tener entre un 10% y un 50% del volumen total de sedimento. El espacio poroso depende del tamaño y la forma de los granos. Un ejemplo, la arcilla tiene un 50% de porosidad y algunas gravas pueden tener solo 20%.

Permeabilidad

La porosidad por sí sola no puede medir la capacidad del material de suministrar agua subterránea. Las rocas o sedimentos pueden ser muy porosos, pero si no logran permitir el movimiento del agua a través de ellos, esto no será suficiente.

Los poros deben estar conectados entre ellos para permitir el flujo del agua, esto se le llama permeabilidad de un material, su capacidad de transmitir el fluido a través de ellos.