La falta de mantenimiento de pozos de agua ocasiona muchos problemas como: degradación del nivel de calidad del recurso y la reducción de la capacidad de bombeo. Por ello, es necesario seguir un plan de mantenimiento estructurado en varias fases:

1. Limpieza del pozo

Hay que retirar cada mes los residuos que puedan existir en los alrededores de la zona, para impedir que puedan caer al agua o filtrarse en el terreno. Por otro lado, en las cercanías del pozo, hay que evitar la presencia de fertilizantes químicos y excrementos animales, ya que generan bacterias e incrementan los niveles de nitratos. Seguir esta medida elimina la turbidez del agua y mejora la productividad del pozo.

2. Revisión de la fuente de agua

Hay que comprobar de forma periódica el estado del contorno de la boca del pozo, para prevenir fisuras que permitan el paso de sustancias nocivas.

3. Medida del agua

Cada 3 meses, hay que calcular la cantidad de líquido que sale de los pozos de agua para estimar su caudal. Si en 1 o 2 años de funcionamiento se observa una disminución de la afluencia de agua, hay que realizar una limpieza en profundidad del pozo, preferentemente a cargo de la empresa que realizó la perforación.

4. Análisis del agua

El control de la calidad del agua es fundamental para garantizar el mantenimiento de pozos de agua. Para ello, se deben realizar análisis bacteriológicos cada 2 o 3 veces al año en laboratorios acreditados, para detectar la presencia de bacterias coliformes y la Escherichia coli, que pueden provocar riesgos sanitarios para las personas y animales. Si se sospecha o se tiene evidencia de la existencia de productos como metales pesados, pesticidas o nitratos en el agua del pozo, hay que realizar también un análisis de sustancias químicas para prevenir la contaminación.

5. Estado de las llaves de paso

Es fundamental examinar de manera habitual la condición que presentan las válvulas, para detectar una posible oxidación y disminuir el riesgo de fugas.

6. Inspección de la línea de impulsión y aducción

Es importante prestar especial atención al área de la tubería de impulsión, esto para evitar que las raíces de las plantas causen rupturas en los conductos. Además, es necesario verificar si en los alrededores hay fugas o desplazamientos de tierra que puedan afectar al sistema de aducción.

7. Mantenimiento del estanque

Cada año, hay que utilizar pintura anticorrosiva para evitar el deterioro de los elementos metálicos del estanque de almacenamiento del pozo. También, es esencial realizar una desinfección anual mediante la limpieza de los techos, tapa sanitaria, tuberías de distribución y el lavado de paredes, con una solución a base de hipoclorito de sodio.

8. Limpiar la red de distribución de agua

Primero, se deben aceitar las llaves de paso para, posteriormente, sanear las tuberías con lejía.Mientras se realice este procedimiento, no hay que utilizar el agua bajo ningún concepto.

Realizar un mantenimiento adecuado tiene numerosas ventajas: la reducción de costos extraordinarios y energéticos, mayor disponibilidad de los recursos hídricos y evitar riesgos sanitarios.