Aunque la superficie de la Tierra está cubierta por 70% de agua, solo 2,5% es dulce, pero un ínfimo 1% puede ser utilizado por los seres vivos. Ante este panorama, resulta indispensable buscar la forma de suplir las necesidades de las comunidades que no cuentan con gran disponibilidad de este recurso, algo en lo que las aguas subterráneas se alzan como la mejor opción.
De los 37 km cúbicos de agua dulce que se estima existen en el planeta, 22% corresponde a aguas subterráneas, lo que representa -aproximadamente- 97% del recurso en estado líquido disponible para consumo. Estos datos evidencian la verdadera disponibilidad de agua dulce con que contamos, un elemento que -pese a su importancia- no solemos darle el cuidado y atención que requiere.
En otras palabras, prácticamente nuestra especie depende de las aguas subterráneas, fuentes de abastecimiento que son más importantes incluso en localidades en las que no existen acuíferos naturales, es decir, formaciones geológicas permeables que favorecen la acumulación de este vital elemento.
Siendo así, la extracción de agua dulce desde fuentes subterráneas es la mejor alternativa para aquellas comunidades en las que este elemento no se encuentra con facilidad, algo en lo que la labor de empresas de sondaje altamente capacitadas es indispensable.
Atendiendo a todo lo anterior, la extracción de agua desde fuentes subterráneas se hace necesario por causas como:
Pese a lo necesario de las aguas subterráneas, su extracción no es algo sencillo: la labor de empresas de sondaje con experiencia y altamente capacitadas permite abastecer a comunidades sin dañar ni contaminar las fuentes de este recurso. Así, es posible realizar esta tarea de forma responsable y sin generar mayor impacto en el ecosistema.
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