Muchos son los factores que inciden en los cultivos agrícolas: la calidad del suelo, las oscilaciones térmicas, la presencia de plagas y, por supuesto, la cantidad y calidad del agua con la que son regados, entre muchos otros.
Todo buen agricultor conoce muy bien que la lluvia es determinante para la calidad y cantidad de cosecha, importando no sólo cuánto llueve, sino también cómo se distribuyen las precipitaciones a lo largo del período de cultivo.
Bueno, cuando la lluvia no es suficiente -algo que hoy por hoy es casi una constante-, aparece el riego agrícola como la solución, siempre y cuando haya de dónde sacar agua.
Para asegurar una fuente estable de agua es que existe el pozo para el riego. Así, gracias a las aguas subterráneas se pueden evitar serios problemas como el estancamiento del crecimiento del cultivo y la disminución de las cosechas y los contenidos grasos de los frutos y granos, todo lo cual termina traduciéndose en pérdidas monetarias para los agricultores.
Básicamente existen dos tipos de pozos adecuados para el riego de predios. Los primeros son los pozos excavados que aprovechan las aguas subterráneas que están más cerca de la superficie.
Generalmente, los pozos excavados tienen menos de 20 metros de profundidad, pero sus diámetros son bastante amplios, partiendo en aproximadamente 1,5 metros. Precisamente por el tamaño del diámetro, es que los pozos más superficiales tienen la capacidad de almacenar más agua que otros.
El segundo tipo de pozo para regar predios son los que se realizan mediante sondeos. Si el agua subterránea que se necesita extraer está a más de 20 m de profundidad, se realizan perforaciones o sondeos con maquinaria especial que permite llegar hasta ella.
Como son de diámetro más pequeño que los pozos excavados, los pozos por sondeo tienen menor capacidad para almacenar agua en la perforación misma, pero al acceder a aguas más profundas generalmente cuentan con disposición de agua más estable y su capacidad de recuperación es bastante rápida.
Independientemente si vas a construir un pozo excavado o por sondeo, puedes aprovechar el agua para regar tu predio de dos maneras. La primera forma es directamente del pozo a las tuberías de riego del cultivo, siempre y cuando el caudal del pozo sea superior al caudal necesario para el riego.
La otra forma de aprovechar las aguas subterráneas es extrayéndolas desde el pozo para almacenarlas en algún contenedor o depósito. Esta alternativa es la adecuada cuando el caudal del pozo es menor al requerimiento de agua para el riego. Desde el punto de almacenamiento se distribuye el agua al predio de acuerdo a la cantidad que se necesite, asegurando así que el pozo no se quede seco por una sobreexplotación.